Contexto y resumen
Muchas víctimas del terremoto reciente en Haití están migrando de Puerto Príncipe y otras ciudades destruidas a sus pueblos natales en el campo. Esta migración provee a las víctimas un ambiente familiar de apoyo mientras reconstruyen sus vidas, además de disminuir la necesidad de proyectos costosos como reconstrucción urbana y grandes campamentos de personas desplazadas. Teniendo esto en cuenta, es preciso dedicar una parte de los recursos institucionales y de ONGs para apoyar esta migración al campo. Este apoyo consistiría en:
Vincular a las asociaciones de campesinos y familias rurales con grupos de base y personas en áreas urbanas afectadas por el terremoto, y en campamentos de personas desplazadas
Recompensar a los pueblos que reciban refugiados del terremoto, a través de inversiones en infraestructura del pueblo y de hogares
Promover la autosuficiencia económica de las víctimas reubicadas, a través de tierra, subvenciones, y préstamos para construir sus casas y emprender actividades agrícolas
Esta propuesta implica una colaboración entre los gobiernos haitianos locales y nacional (para coordinación general y ciertas inversiones de infraestructura), bancos haitianos comerciales y de microcrédito, agencias de desarrollo y ONGs extranjeras (para subvenciones y otras inversiones de infraestructura), e individuos y comunidades haitianos, quienes recibirán personas desplazadas y donarán tierra para sus nuevas fincas. Los actores más importantes serán las víctimas mismas del terremoto, quienes tendrán el papel principal en el restablecimiento de su propia autosuficiencia económica.
Este proyecto ayudará a revertir una tendencia que sucede desde hace décadas, de éxodo masivo del campo haitiano hacia los tugurios precarios de la capital. El resultado final será un gran fortalecimiento de la base económica de Haití, una revitalización del campo, y un Puerto Príncipe menos hacinado y mejor planificado.
Descripción detallada del proyecto
Los pueblos (representados por el gobierno municipal, asociaciones de campesinos, iglesias, etc.) aceptarán familias desplazadas de Puerto Príncipe y otras áreas golpeadas por el terremoto. El pueblo cederá terrenos que no estén en uso a estas familias (media hectárea por familia), y todo el pueblo colaborará en días de campo para rehabilitar la tierra en estas parcelas (trazando trincheras anti-erosivas, plantando líneas de árboles y plantas para retener la tierra, etc.). Normalmente esta tierra sin usar se ha abandonado porque está muy degradada. Dársela a una familia para cuidar y que se ganen la vida de la tierra es una manera para asegurar que se regenere, pero primero tiene que recibir una atención intensiva de todo el pueblo para hacerla utilizable. El proceso de rehabilitación de la tierra lo pueden supervisar agrónomos haitianos, y si es necesario agrónomos de otros países y ONGs pueden ofrecer sus servicios también. Por ejemplo, Cuba tiene una amplia experiencia de “prestar” agrónomos a pueblos haitianos remotos.
A cambio de su colaboración en ceder y acondicionar tierra para las víctimas del terremoto, el pueblo recibirá un conjunto de inversiones en infraestructura y del bien común, implementadas por ONGs y el gobierno haitiano. Estas intervenciones pueden incluir la excavación de pozos públicos de agua potable, la construcción o la mejora de la escuela local, o la instalación de letrinas públicas, entre otros. También sería deseable reclutar la ayuda del Earth Institute de Columbia University, con su proyecto de Aldeas del Milenio. Pueden proveer su conjunto probado de mejoras de carretera, un camión comunal para el uso del pueblo, insumos agrícolas como fertilizantes, clínicas médicas, mosquiteras tratadas, etc.
Si no han participado en el conjunto de intervenciones más o menos estandarizadas que están expuestas arriba, los gobiernos haitianos locales y nacional pueden implementar un proyecto prioritario decidido por el pueblo como una biblioteca o una cancha de fútbol. Es importante reforzar la confianza y la interacción de la gente con su gobierno.
La meta eventual es que los supervivientes del terremoto construyan sus propias casas en los terrenos que el pueblo les haya cedido. Sin embargo, mientras se construye esta casa, varios complejos familiares del pueblo recibirán cada uno a una familia de supervivientes del terremoto. Se integrará la familia de supervivientes al hogar de la familia anfitriona (preferiblemente parientes de los supervivientes).
A cambio de esta contribución al bienestar de las víctimas del terremoto, los complejos familiares anfitriones recibirán una asesoría y un reacondicionamiento para poner sus casas a prueba de terremotos y huracanes, además de una letrina, y un préstamo de $500US de un banco de microcrédito, para invertir en un proyecto agrícola. La asesoría la haría inicialmente un equipo de expertos colombianos en construcción. Debido a un terremoto severo en 1999 en el centro-oeste de Colombia, el país posee muchos ingenieros con experiencia en situaciones pos-terremoto, y en la construcción de casas sismoresistentes con materias locales y baratas como el bambú. Una ONG especializada en saneamiento puede construir las letrinas. Los préstamos de microcrédito vendrían de Fonkoze, el banco de microcrédito más importante en Haití. El gobierno respaldará los préstamos a través de garantías. Fonkoze, como muchos otros bancos de microcrédito en el mundo en desarrollo, normalmente se enfoca en préstamos de poco monto y de corto plazo para actividades comerciales como la venta de comida procesada. Este banco necesitará un apoyo adicional para poder asumir el riesgo inherente en préstamos agrícolas más grandes.
Las familias desplazadas recibirán una subvención y ayuda en especie para construir sus casas. Se dará prioridad a las materias naturales y localmente disponibles, y por supuesto las casas tendrán un diseño a prueba de terremotos y huracanes. Las grandes agencias donantes y el gobierno pueden proveer las subvenciones de vivienda, y Habitat for Humanity e ingenieros colombianos expertos en construcción sismoresistente pueden proveer ayuda directa en el diseño y la construcción de la casa.
Las familias desplazadas también recibirán un préstamo agrícola de $500US. Estos préstamos se harán a grupos de 6 familias, en los que cada familia recibirá $500US. El grupo debe consistir en tres familias desplazadas, y tres familias anfitrionas del pueblo. Primero las tres familias desplazadas del grupo recibirán sus préstamos, con un periodo de gracia sin interés de 6 meses. Después de seis meses de sus pagos regulares de reembolso (o sea, un año después del desembolso inicial del préstamo), las otras tres familias recibirán sus préstamos, con el mismo periodo de 6 meses sin interés. Esto anima a todos los involucrados a colaborar, porque el crédito de todos depende de los pagos de reembolso de todos. Las prestatarias deben ser todas mujeres, porque tienen mejores tasas de repago que los hombres, y al enfocar el préstamo en ellas se mejorará su posición económica en la familia. Los préstamos se usarán para comprar insumos y equipos para un plan agrícola diversificado redactado por la prestataria, en colaboración con un agrónomo (preferiblemente haitiano) que evaluará la viabilidad ecológica y económica de la propuesta. Además de este préstamo, cada familia desplazada (pero no las familias anfitrionas) recibirá ganado donado (posiblemente de Heifer International), como cerdos, cabras, y gallinas, que proveen productos nutritivos que la familia puede consumir o vender, y que al mismo tiempo mejoran la fertilidad del suelo con su estiércol. Las semillas para proyectos agrícolas las pueden donar los centros CGIAR, que son conocidos por sus variedades de cultivos que producen bien bajo condiciones ambientales difíciles.
Los contactos necesarios para implementar este proyecto son de gran alcance. Los socios iniciales en Haití rural pueden ser asociaciones campesinas como APF en Fondwa o MPP en Papaye. Para la identificación y la selección de víctimas urbanas del terremoto que quieren reubicarse, se puede trabajar con grupos de barrio como el de Bel Air, Puerto Príncipe, y con grupos comunitarios que surjan en campamentos de personas desplazadas. He mencionado unos posibles colaboradores entre ONGs internacionales, pero si se expandiera el proyecto a muchos pueblos sería preferible que estas ONGs encontraran o entrenaran haitianos locales para hacer el trabajo de excavar pozos, asesorar casas, dar consejos agrícolas, etc. Ya hay muchas víctimas urbanas del terremoto que ahora están viviendo en áreas rurales, lo que hace más fácil el proyecto porque ya se ha empezado. Idealmente sería posible confirmar que todas las personas que beneficien del proyecto de reubicación apoyada son de verdad víctimas del terremoto. Se podría hacer a través de un registro centralizado de víctimas (si el gobierno o la ONU crea este registro en el futuro), o verificando las tarjetas de identidad u otros documentos para establecer la residencia anterior en Puerto Príncipe u otras áreas afectadas.
Puede realizarse una experiencia piloto del proyecto de apoyo a la migración de víctimas del terremoto en una sección comunal rural de más o menos 8000 personas. Si una zona así recibiera 500 familias (aproximadamente 2000 personas) de Puerto Príncipe, esto aumentaría la población local en un 25%, de 8000 a 10000. Una estimación generosa del costo de este proyecto sería $5000US por familia desplazada, asumido entre ONGs, el gobierno haitiano, y donantes internacionales. Es importante acordarse que este costo serviría para reubicar una familia, asegurar su sustento, y mejorar la vivienda, el saneamiento, y la vida económica de esos complejos familiares que reciban temporalmente a víctimas, además del pueblo en general. Así que costaría $2.5M US para reubicar más o menos 2000 personas y radicalmente mejorar la vida para 8000 más personas rurales, muchas de las cuales también estarían recuperando de algún grado de daño del terremoto. Una base para comparar es la estimación de Habitat for Humanity que costaría $2500US por familia sólo para construir vivienda temporal. Considerando todo esto, el costo de nuestra propuesta es muy modesto.
Si la experiencia piloto tiene éxito, se puede ampliar a otros pueblos para convertirse en programa nacional. Repetir este proceso de migración apoyada en 250 pueblos reubicaría casi un cuarto de la población pre-terremoto de Puerto Príncipe, costaría $500M US, y traería desarrollo e infraestructura a casi la mitad de las comunidades rurales en Haití. Esto sería un complemento eficaz a lo que seguramente va a ser un esfuerzo masivo de reconstrucción y ayuda para esas personas que quieran quedarse en Puerto Príncipe. Nuestro proyecto aliviaría una parte de la presión poblacional de la ciudad, y crearía un campo revitalizado económicamente, que puede servir como abastecedor y como comprador de bienes y servicios en la capital. El efecto neto sería una armonización de la relación entre la capital y las provincias, y un crecimiento nacional basado en fundamentos agrarios sólidos. Todo esto por lo que seguramente será una fracción del precio del resto de la respuesta humanitaria en Haití.
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